21 julio, 2016

FIB 2016, SÁBADO. LA CRÓNICA DE LA BLOGGER MENOS BLOGGER EN EL FESTIVAL MÁS INTERNACIONAL

FIB, LA CRÓNICA DE LA BLOGGER MENOS BLOGGER.

No lo puedo evitar, estoy de bajón. Y es que me lo pasé tan bien este sábado en el FIB que se me antoja tonto contarlo, eso hay que vivirlo.
Supongo que cada persona vive distinto la experiencia de un festival, depende mucho si vas en modo tranquilo, o si vas a estar en las primeras filas para ver a ese grupo con el que sueñas desde que descubriste su nuevo álbum -eso me pasó a mí con Muse, el responsable de que este año vuelva al FIB-, o si eres un asiduo a festivales del mundo, o si es tu primera vez...
Para mí no era la primera vez en el FIB, pero un gran amigo, después de casi olvidarse de mi cumpleaños, tuvo la genial idea de regalarme la entrada -creo que para que me callase- y pudiese ir a ver el directo de Muse. Nunca se lo agradeceré lo suficiente, pero que deje de olvidarse de mi cumpleaños, esta jugada no le servirá siempre.

Este año por la costa hacía calor durante el día -28,5ºC- y refrescaba durante la noche-17,5ºC-, así que podía optar por ir en pantalones cortos y congelarme después de salir de la sauna de ver a Muse, o podía ponerme unos pantalones largos asarme un poco más en la marabunta de las primeras filas -que en un concierto así es estar en las 100 primeras- y salvaguardar mi integridad física para el relente de las 3 de la mañana. Al final opté por un peto vaquero y una camiseta de rayas.

Para llegar al recinto primero hay que conseguir aparcar, nada fácil en FIB, por mucho aparcamiento que haya habilitado siempre parece hacer falta más. Cuando llegamos el aparcamiento más cercano al recinto de conciertos estaba lleno y no se podía acceder a él, así que aparcamos en un descampado al otro lado de la nacional. Hay un buen paseo de 15 minutos hasta la entrada, así que si vais os recomiendo un abanico y un sombrero que no tengáis miedo a perder.


Una vez llegas a la puerta primero enseñas la entrada, y te la taladran, a mí con una estrellita, después pasas a que te pongan las pulseras, y se quedan con la entrada impresa.
Recordad que no dejan entrar bebidas ni comidas dentro del festival.
Me dio pena que me cortasen los extremos de la pulsera había piñas y flamencos. Ya sé que lo hacen para evitar que te la saques y se la pases a otro, pero me hubiese gustado tenerla entera.

Missy Sale


Una diferencia con el LOW Festival es que en el FIB se paga con tickets que puedes comprar en la caja de cada una de las barras de bebidas -las comidas se pagan con dinero contante y sonante-.


Nuestro menú gastronómico del banquete fiber comenzó con una exploración del escenario Las Palmas -escenario grande-, donde conocimos a Cápsula, unos argentinos que rindieron tributo a David Bowie cantando sus grandes éxitos, que recogieron en el álbum de 2012 “Dreaming of the rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from mars”.


 
Vídeo subido a Youtube por Eric Burton Deep

Después de este buen sabor de boca nos surgió una duda, acampábamos en las 10 primeras filas del escenario Las Palmas y veíamos caer cada gota de sudor de Matt Bellamy, Dom Howard y Christopher Wolstenholme, o nos íbamos a recrear nuestro paladar musical con otros platos complejos.
Al final ganó la variedad exótica de ir pululando de escenario en escenario.

La siguiente parada en nuestro tour fue el escenario Visa, donde vimos a La Femme, una deconstrucción del sonido yeyé infusionado con sonidos ochenteros. Yo le vi un punto gamberro que me encantó, de hecho tocaron una canción psicodélica perfecta para “fumar hierba”.


Missy Sale

Vídeo subido a Youtube por Cristian LJ

Nos quedamos en ese escenario un poco más, y es que tocaba Zahara. Ya la habíamos visto en 2015 en el LOW Festival, pero es que su canción “Caída Libre” siempre me pone de buen humor, aunque para mí siempre se llamará “Yola mola mil”.
Dato fashionista, Zahara se ha cortado el pelo y lleva el pelo platino y raíces oscuras, no sólo las actrices de Hollywood son trendy, nuestra Zahara también.

Missy Sale


Vídeo oficial de la canción Caída Libre


Cotilleo, parece ser que Andrea Levy estaba viendo las actuaciones en el escenario Visa, pero yo no la vi. Al final todos somos humanos y los políticos también van de festival.

No había tiempo para parar, muchos platos que probar y poco tiempo. El siguiente punto gastronómico fue el escenario de Radio3, y la delicatessen fue la música de Baywaves –con quien Pedro Sánchez se hizo una foto entre bambalinas, pero yo no lo vi en el concierto-. Me gustaría poder tener un conocimiento más amplio de los estilos musicales para poder enclavar a las bandas que veo, pero al final la clasificación más importante es “Me gusta” y “No me gusta”, y ese punto electrónico-psicodélico fue una antesala perfecta para los platos fuertes del escenario Las Palmas.

Missy Sale




Vídeo subido a Youtube por Andrea Vega

Final del Proyecto Demo en la Sala Marco Aldany, Madrid, abril 2015


Se acercaba la hora de tomar posiciones para ver a Muse, así que no había mucho tiempo para perder. Arrastré a mis amigos reptando entre la gente que ya estaba preparada para saltar con las canciones de The Coral, íbamos de hueco en hueco intentando llegar a un punto lo más privilegiado posible.
Al final acabamos en medio de un grupo de ingleses que coreaban las canciones de The Coral a todo pulmón. Reconozco que me sentí intimidada, yo no me sabía ninguna, eso sí ser asidua oyente de Radio3 hizo que, por lo menos, me sonasen algunas canciones.
No puedo hablar mucho de la puesta en escena de este grupo, entre los ingleses altos, y que una amable seguidora se subió a los hombros de su no menos amable amigo, me dejaron ver poco.
Este grupo lo enclavan en el resurgimiento de las bandas guitarreras que hubo a principio de los '00 ¿Y eso qué quiere decir? Pues que se dejaron de experimentos raros como el R&B enlatado, el rock indi con influencias folk, y demás fusiones e infusiones y volvieron a utilizar la composición clásica con guitarras, bajo, batería
¿La música? Pues ecléctica, tal y como la definen los expertos, mezcla entre pop inglés de los '80, country, algo de psicodelia. Vamos que yo el resurgimiento de las guitarras no lo tengo muy claro, pero si los que entienden lo dicen, yo os lo cuento.



Acabó el concierto de The Coral y hubo algo de movimiento en las posiciones, volvió el deslizarse sibilinamente para acercarse a una zona central y lo más cerca posible del escenario. Hasta que miré mal a una chica con cara de “me-hago-la-despistada-y-me-acerco-al-escenario” y pensé que no quería que me mirasen a mí así, y dejé de avanzar.
Fueron 45 minutos de espera, paciente al principio, enervante más tarde y agobiante casi al final.
La gente poco a poco se iba poniendo nerviosa, entre la sensación de anchoa del cantábrico dentro de una lata demasiado pequeña, y el calor que surgía del asfalto la cosa se ponía poco a poco más tensa. A cada movimiento que se hacía en el escenario un mar de pantallas de móviles subían para captar el principio del espectáculo.
Unos técnicos programaban las luces, móviles en alto, se apagaba la música ambiente, móviles en alto, alguien tosía fuerte en las primeras filas, móviles en alto.
Los últimos 10 minutos fueron casi un infierno. Y cuando parecía que el tiempo se había detenido el Sargento Drill apareció en las pantallas del escenario y todo el púbico coreaba el “Yeah Sir”, y empezó el riff de “Psycho” y comenzamos a saltar como posesos.
No lo voy a negar, estuve las tres primeras canciones saltando cual gnomo en el campo, y sudé mucho -cosa nada glamourosa-.

Foto extraída del instagram del FIB

Muse

El concierto fue como una ola, es decir, que tuvo subidas y bajadas, supongo que para que no nos diese un soponcio de tanto saltar tuvieron a bien ir intercalando canciones un poco más relajadas -si es que se puede decir que hacen alguna relajada-.
Y cuando estabas ya rendido a la banda van y sueltan doce gigantescos globos blancos llenos de confetti con la forma de los soldados que aparecen en la pantalla del álbum Drones. Lo malo, que los globos no fueron hacia las filas de detrás del concierto, al final acabaron en los laterales, una pena que no viajasen más.


Vídeo subido a Youtube por Pistolerdo


El final del concierto fue con la canción “The Globalist”, que no es una que me guste demasiado, la letra me parece terriblemente lúgubre, y además el silbido del comienzo siempre me lleva a una película de western clásico, el típico duelo en la calle principal. Aunque en este caso la canción venía acompañada con una proyección en las pantallas del escenario de cómo podría ser el fin de la civilización, la caída de miles de bombas atómicas mientras sonaba el riff de la guitarra y la destrucción de todo lo que conocemos.
Los pelos como escarpias al recordar cómo lo que parece una balada, con Matt Bellamy a los teclados, habla de cómo ha quedado el mundo después de las bombas. Después salieron del escenario y se quedó sonando la última canción del disco “Drones”. Nunca oiré estas canciones igual después del concierto del FIB.


Vídeo subido a Youtube por Pistolerdo

Aún faltaba mucho para que se cumpliesen las dos horas de concierto que estaban programadas, así que venían los bises.
Y sonaron los teclados de “Mercy”, y todos comenzamos a saltar y a corear. Estallaron cañones cargados de confetti y las serpentinas. Sin palabras me quedé, y eso que yo tengo siempre guardadas en la recámara.
Los bises fueron escasos, parece ser que por culpa de las serpentinas que se quedaron enganchadas en los carros de los focos.
Cuando acabó me sentí contrariada, por fin podía moverme como ser independiente y no como parte de la masa de las primeras filas, pero es que ya se había acabado, y se me había hecho tan corto.

Foto extraída del twitter de @Gonzalo_Zon

Muse, la apoteosis final

Con tal subidón musical desalojamos el escenario central y fuimos a ver a Delorean en el escenario J&B, me encantan pero como el año pasado ya los vi en el LOW Festival, accedí a cambiar una vez más de esceanrio para ver a Neuman, en el de Radio3. A este grupo lo conocí en un mini-festival en una playa en 2014 -muy anuncio de cerveza edición verano-, y me encantaron, así que aprovechando que los tenía cerca fuimos a verlos, por supuesto en las primeras filas, eso sí en un lateral, para alejarnos de los agobios.



Era hora de hacer un descanso y tomar algo en las food trucks. No dejé que mis amigos se despistasen, quería ir a ver la puesta en escena de Disclosure, en el escenario Las Palmas, los tengo en mi lista de Spotify para ponerme de buen humor y con ganas de salir con los amigos. La verdad es que no me imaginaba una concierto de ellos, rodeados de tanta cosa -cada una con su nombre específico y que no conozco, por supuesto-. Estuvo muy bien, eso sí en este concierto me quedé al lado de la barra, así tenía espacio para bailar y no importunar a nadie.

Foto extraída del instagram del FIB

Disclosure

Aquí comencé a arrastrar a los amigos, eran las 3:15 h de la madrugada, llevábamos 19 h, casi que era más normal lo suyo, y no tanto lo mío. Conseguí que fuesen, por enésima vez, a la carpa de Radio3 y estuviésemos en la sesión de HAL9000 DJ, que mezcló de todo, desde Nirvana a la canción de Mark Robson “Uptown funk”, recordé grandes éxitos de cuando salía en la universidad -me hizo sentir un poco vieja, bueno mejor dicho vivida-. En estos momentos no pude obligar a nadie a que se uniese a mi barco de ir a otra sesión de DJ's u otro concierto.
Aunque conseguí ver el final del concierto de Breakbot, y eso sólo porque estaba en el escenario Visa, de camino a la salida. Por cierto me encantó, tengo que incluirlo a mis listas de Spotify.

Así acabó mi noche a las 4 de la madrugada, cansada, muy cansada y más feliz que un perdiz por estar destrozada por haber saltado y cantado tanto.

El próximo festival de este año, el LOW.



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